ORÍGENES
Hasta la Edad Media hay pocos datos históricos de Guardo, salvo los relacionados con su toponimia. La de uno de sus barrios, "Valdecastro", sugiere la existencia de algún castro de origen celta en la localidad, aunque no hay fuentes históricas que lo confirmen. Posteriormente, y debido a la situación estratégica del pueblo, sería zona de paso para la romanización. El propio topónimo de Guardo es bastante discutido: según Quirino Fernández puede venir del latín "Bucca ad ardum" o Boca de las Alturas, que se puede traducir por paso de difícil acceso, mientras que Julio Caro Baroja lo relaciona con la palabra celta "ward", Tierra de Tormentas. Ya en el Siglo X, Guardo aparece mencionado por primera vez, con el nombre de "Buardo" o "Boardo", como aldea vinculada al Monasterio de San Román de Entrepeñas en un documento de cesión de propiedad.
Convertido en parte del señorío de los Condes de Saldaña, su castillo -situado en un estratégico otero en las orillas del río Carrión- sirvió para vigilar las posibles razzias musulmanas y controlar la frontera entre el Reino de León y el Condado de Castilla. En el siglo XIII, el Rey Alfonso VII ordenó «mantener el castillo de Guardo y las huestes que lo habitan siempre guarnecidas». La fortaleza dispuso de una torre para vigilar el paso, una ermita dedicada a Nuestra Señora del Castillo que estuvo en pie hasta finales del siglo XIV, y una necrópolis. La desaparición total del castillo se produce a finales del siglo XIX, cuando sus piedras se utilizan para la construcción del tren de vía estrecha Bilbao-La Robla.
Se transmitiría sucesivamente al Obispado de Palencia (1035), a la Casa de la Vega (1349), y como heredad de los Meneses (1352), hasta que en (1354), Pedro I El Cruel concede el Mayorazgo de Guardo a Don Juan Rodríguez de Cisneros. Nace el Señorío de Guardo, al que deben vasallaje varios pueblos cercanos. En 1475, los Reyes Católicos conceden a Don Diego Hurtado de Mendoza, Señor de Guardo, el título de Duque del Infantado.
El pueblo continuó tributando a sus descendientes desde el siglo XV hasta el XIX, cuando los señoríos quedan abolidos por las Cortes de Cádiz el 6 de agosto de 1811, aunque su supresión definitiva no llega hasta 1837 con la Abolición del Régimen Señorial de 26 de agosto. Desde 1636 hasta 1801, Guardo perteneció a la provincia de Toro, para pasar definitivamente a ser parte de la provincia de Palencia con el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833.
ENTORNO
El término municipal de Guardo se sitúa en el extremo oeste de la provincia de Palencia, lindante con la de León; siendo una zona intermedia entre dos espacios naturales muy contrapuestos como son las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica y el norte de la meseta castellano - leonesa al sur, lo que hace que cuente con un medio físico muy atractivo y rico por su variedad.
La altitud del municipio oscila entre los 1.800 metros que tienen las zonas más altas situadas en la Peña y los 1.100 metros de los relieves más bajos que aparecen en las proximidades del valle del Río Carrión.
El curso fluvial más importante que pasa por el municipio es el río Carrión, antiguo Nubis para los romanos, perteneciente a la Cuenca del Duero vertiendo al río Pisuerga cerca de Dueñas (Palencia) casi en el límite de la provincia de Valladolid, para unirse posteriormente el Pisuerga al Duero.
Guardo constituye el principal acceso a la Montaña Palentina, siendo el más completo centro de servicios a las puertas del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, ecosistema que engloba montañas, valles y parajes recónditos donde mora una abundante fauna entre la que destacan algunos de los últimos ejemplares del oso pardo cantábrico.